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jueves, 30 de diciembre de 2010

CUIDADO!!!!


Sofronio, virtuoso ciudadano romano, tenía una hija muy hermosa, llamada Eulalia, y ésta le pidió permiso para visitar a la mundana Lucina.

--No puedo permitírtelo --dijo el padre.

--¿Me crees demasiado débil? --replicó la hija indignada.

Sofronio cogió un carbón apagado y pidió a su hija que lo tomara en la mano, pero ésta vacilaba en hacerlo.


--Cógelo, hija mía, no te quemarás.

Obedeció Eulalia, y la blancura de su mano se vio inmediatamente manchada.

--Padre, hay que tener cuidado para manejar carbones --dijo de mal humor.

--Es verdad --dijo el padre solemnemente --porque aunque no queman, tiznan. Y lo mismo ocurre con las malas compañías y conversaciones.

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