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jueves, 4 de marzo de 2010

EL CENTAVO

Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. (Luc. 12:31)

Un niñito que jugaba un día con un jarrón muy valioso metió su mano dentro y no pudo sacarla. Su padre también trató lo mejor que pudo, pero en vano. Estaban pensando ya en romper el jarrón cuando el padre dijo:

-Ahora, hijo mío, tratemos una vez más. Abre tu mano y estira tus dedos como me ves, y entonces sácala.

Para su asombro, el chiquitín respondió:

-Oh no, papi. No podría estirar mis dedos así, porque si lo hiciera dejaría caer mi centavo.

Muchos de nosotros somos como el niño de la historia, nos aferramos al míero centavo que tenemos y no vemos más allá de la gracia de Dios que desea bendecirnos en forma sobre abundante.

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