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miércoles, 23 de marzo de 2011

EL HOMBRE DE LOS HELADOS


No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Por tanto, amados míos, huid... (1 Cor. 10:13-14)

El pequeño Carlos estaba haciendo todo lo posible para ahorrar dinero para comprarle un regalo a su madre. Era una lucha terrible, pues cedía fácilmente a la tentación de comprar golosinas al hombre de los helados siempre que la camioneta de colores brillantes llegaba al vecindario.

Una noche, después que su madre lo metió a la cama, lo escuchó orando: Por favor Dios ayúdame a no salir corriendo cuando venga mañana el hombre de los helados. Incluso a su temprana edad, este niño había aprendido que una de las mejores formas de vencer la tentación es evitando lo que apela a nuestras debilidades.

Todos los creyentes se sienten tentados a pecar. Sin embargo, no tienen por qué ceder. El Señor proporciona la manera de ser victoriosos sobre las seducciones del mal (1 Corintios 10:13). Pero nosotros debemos hacer nuestra parte. A veces eso implica evitar situaciones que contribuirí­an a nuestra derrota espiritual.

El apóstol Pablo amonestó a Timoteo para que huyera de los malos deseos de la juventud (2 Timoteo 2:22). Él debí­a mantener la distancia de las tentaciones que podí­an hacerlo caer a causa de su fuerte atracción.

Ese es un buen consejo. Si es posible, nunca deberí­amos permitirnos estar en los lugares errados ni con personas que nos vayan a tentar a hacer las cosas que deberí­amos evitar.

Cerciórate de huir del hombre de los helados.

CAEMOS EN LA TENTACION CUANDO NO HUIMOS DE ELLA.

Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro. (2 Timoteo 2:22)

jueves, 10 de marzo de 2011

EL BENEFICIO DEL SILENCIO


El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; De espíritu prudente es el hombre entendido (Prov. 17:27).


Cuando la Western Union le pidió a Thomas Edison que " mencionara un precio" por el teletipo que había inventado, él le pidió varios días para pensarlo. Su esposa le sugirió $ 20,000, pero él pensó que esa cantidad era exhorbitante.

A la hora acordada fue a la reunión todavía no muy seguro de la cantidad que iba a pedir cuando el oficial le preguntó: " ¿ Cuánto ?", Él trató de decir: 20,000, pero las palabras no le salían de la boca. Finalmente el oficial rompió el silencio y le preguntó: " Bien, qué le parece 100,000?"

¡ A menudo el silencio le permite a otros decir algo mejor de lo que hubiéramos dicho nosotros mismos! Al quedarnos callados otros se interesan más por nuestros pensamientos; entonces cuando tenemos una audiencia interesada, nuestras palabras tienen un mejor impacto.

La Biblia nos dice: que " aún el necio, cuando calla, es contado por sabio " ( Prov. 17:28 )

En ese sentido, el silencio puede evitar que nos veamos en una situación embarazosa. ¡ La gente puede pensar que somos más inteligentes de lo que realmente somos ! Cuando se sienta movido a expresar una opinión, mida el imapcto de sus palabras y mantenga ésto presente: " Entre menos diga, mejor ". ¡ No podemos buscarnos problemas por lo que no hemos dicho !. Como Edison, nosotros podemos beneficiarnos de nuestro silencio. A menudo me arrepiento de lo que dije; nunca de haberme callado. " En las muchas palabras no falta pecado; más el que refrena sus labios es prudente " ( Prov. 10:19 )



Tomado de para meditar